Poco imaginaba Lluïsa que acabaría viviendo en un convento del siglo XIV. Necesitaron más de dos años de obras, pero no se arrepienten de nada. “Solo quedaba en pie la estructura de la casa, y como es una finca catalogada, había que respetarla. Para los interiores, Cuca Arraut, responsable de la rehabilitación y el interiorismo, optó por maderas nobles, lino, cáñamo, texturas naturales y una base cromática en tres tonos: blanco, azul y gris, “colores frescos y vinculados con el mar”.

La casa del mar – Sofá Chesterfield Loor, Butaca Avis & Butaca Dover de Crearte Collections.

Edición 646